Tengo que trabajar toda la Semana Santa y como hoy no se puede comer carne (soy ateo pero si estoy a favor de que se coma menos carne, además se pone contenta), mi idea era morfarme unos buenos rolls de salmón ahumado. Encontré un lugar cerca de casa para pedir, barato, dicen que bueno, y encima ¡acepta tickects! Así que estaba todo dicho: sushi en holyweek.
Mi idea era, si el morfi tardaba demasiado llevarlo a la redacción, sino morfarlo acá en casa.Me levanté, me vestí tranquilos, corte los tickets, salí a comprar el sushi. Lindo día, la gente feliz, el sol en sus caras a pleno, hasta los perros estaban sonriendo.
Dos cuadras, ese era el trayecto que tenía que caminar para comprar mi comida. Voy siguiendo el espíritu de los transeúntes, llegó y... la re concha de la lora: ¡estaba cerrado por semana santa! Mala suerte, yo pensé que en Japón no se celebraba, por ende, el sushiman (japonés él) iba a estar a full. Me equivoqué, que lo tiró.
Nuevo menú: tartita de atún.
Mi idea era, si el morfi tardaba demasiado llevarlo a la redacción, sino morfarlo acá en casa.Me levanté, me vestí tranquilos, corte los tickets, salí a comprar el sushi. Lindo día, la gente feliz, el sol en sus caras a pleno, hasta los perros estaban sonriendo.
Dos cuadras, ese era el trayecto que tenía que caminar para comprar mi comida. Voy siguiendo el espíritu de los transeúntes, llegó y... la re concha de la lora: ¡estaba cerrado por semana santa! Mala suerte, yo pensé que en Japón no se celebraba, por ende, el sushiman (japonés él) iba a estar a full. Me equivoqué, que lo tiró.
Nuevo menú: tartita de atún.
Adio!
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