sábado, mayo 12, 2007

¡Lo que importa es la cerveza!*


Por la cerveza, causa y a la vez
solución de todos los problemas de la vida
(Brindis de) Homero Simpson

La cerveza es la prueba de que
Dios nos ama y desea nuestra felicidad
Benjamín Franklin

¿En qué se parecen Homero Simpson y Benjamín Franklin? A simple vista en nada... pero, tanto el padre de la familia animada más famosa del mundo, como el gran inventor y político estadounidense coinciden en su amor por la cerveza, esa bebida ancestral que ha perdurado en el tiempo como sinónimo de encuentro entre pueblos, culturas y amigos, y es motivo de festejos cada octubre, cuando, alrededor del mundo, se desarrolla el Oktoberfest en su honor. Argentina no es la excepción...

LA PEQUEÑA MUNICH CORDOBESA

El gran barril de cerveza que está en la plaza principal sólo es la punta del iceberg del festejo que va a tener lugar durante los próximos días en Villa General Belgrano, una pequeña Munich cordobesa, donde cada año se realiza la Fiesta Nacional de la Cerveza, el Oktoberfest criollo.
En esta villa turística del Valle de Calamuchita todo parece sacado del centro de Europa. Las casas tienen techo a dos aguas de teja francesa y detalles de madera y piedra en su fachada, estilo que se mantiene en todas las construcciones; las plazas están impecables, no hay basura tirada, ni “regalitos” de perro para esquivar; en las pizarras de los restaurantes el chucrut se repite como acompañante celoso de cada plato. ¡Hasta sus habitantes parecen alemanes, suizos, austriacos! Eso sí... con acento cordobés.

LOS MONJES NI LO IMAGINABAN

Los monjes alemanes no tenían idea de la trascendencia de su invento; jamás habrían imaginado que al mejorar la técnica de producción de la cerveza pusieron la piedra fundamental de una de las mayores fiestas paganas del mundo: la de la birra.
Es, justamente, un monje negro (en esta edición una bella señorita de rizos dorados) el que, con la tradicional trenza de pan de la suerte al cuello, encabeza el desfile que da inicio a la celebración cervecera en Villa General Belgrano.
Detrás, al sonido de la polca, un sinfín de colectividades argentinas y delegaciones provenientes de casi todo el mundo (Alemania, Dinamarca, Suecia Escocia, España, Portugal, Italia, Grecia, Ucrania, Armenia, Brasil, Chile, etc.), marchan por la calle principal rumbo al Parque Cervecero, donde la magia comenzará después de las cinco de la tarde.

¡MAIKRANZ, ESPICHE Y QUE COMIENCE LA FIESTA!

El protocolo de la fiesta marca dos momentos esenciales e infaltables en cada edición de la Fiesta Nacional de la Cerveza: el plantado del maikranz y el espiche.
El primer día de festejos, antes del desfile, el pueblo se reúne para la plantación del maikranz o árbol de la fiesta, una vieja tradición centroeuropea que indica que, cuando hay fiesta, se debe plantar un tronco con un aro de ramas de pino con cintas de colores en su punto más alto, así nadie se olvida del acontecimiento.
Pero la tensión del festejo se centra en el otro gran acontecimiento de la fiesta... Son las cinco de la tarde del siete de octubre y el público sediento se amontona en torno a los diferentes barriles de los puestos del Parque Cervecero para el espiche, que da comienzo oficial a la fiesta y rienda suelta a la ingesta de la cerveza nueva, la producida en el 2006.
Un martillo se clava en el barril y la explosión más esperada se produce: mientras los fuertes forcejean con porrones XXL y se chocan para recibir algunos chorros de cerveza que, según la tradición, trae buena suerte, los más débiles observan atónitos y juntan fuerzas para poder ser bendecidos por la fortuna cervecera, quizás, el año que viene.
Cuando el pogo cervecero se termina, la euforia disminuye y el estado de fiesta se instala por completo. Los visitantes empiezan a llenar los puestos en busca de comida y bebida para saciar el hambre que trae aparejado el clima de celebración, y los espectáculos musicales copan el escenario, captando la atención de los más pequeños, para quienes la cerveza está vedada hasta la mayoría de edad.

UNA FIESTA PARA TODOS LOS GUSTOS

La composición de visitantes del Parque Cervecero varía según el horario: después del mediodía, se llena de familias en busca de las delicias locales, como el goulash con spätzle (guiso de carne en su salsa con ñoquis húngaros) o el Schalt-platte (variedad de carnes y salchichas ahumadas con abundante chucrut y puré de papas); cada día, alrededor de las cinco de la tarde, los golosos colman los puestos en busca de exquisiteces de la repostería del centro de Europa, donde las estrellas son la torta Selva Negra (bizcochuelo de chocolate relleno con crema y guindas) y el Apfelstrudel (arroyado de manzana de masa fina).
Cuando cae el sol, la única protagonista de la fiesta es la cerveza, que no deja de fluir en todos los puesto del parque. Rubia, negra, roja, de frambuesa, de miel... cervezas de todos los colores y sabores pacifican la sed de los jóvenes que llenan las noches de energía.

10 DÍAS A CERVEZA: ¿ALGUIEN TIENE UN ALIKAL?

Después de diez días de festejos, sólo los bebedores más entrenados aguantan. Unos turistas alemanes compiten con un grupo de tiroleses suizos para ver quien toma más cerveza hasta perder el equilibrio; muy cerca, un contingente de chicos de la ciudad de Córdoba, exhaustos y borrachos por la sobredosis de la fiesta, se acomodan debajo de un árbol para una siestita reparadora a las dos de la mañana.
El último día, el festejo se resiste a terminar... En las cervecerías se tiran los últimos litros de bebida para los más resistentes y en los puestos de comida se raspan los frascos de chucrut para condimentar las salchichas que quedan. A lo lejos, un chico provoca la risa de varios al preguntar:“¿Alguien tiene un alikal?”. De fondo, la fiesta se extingue de a poco.


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Reseña histórica
DESFILANDO POR UN SUEÑO

Algunos con las tradicionales vestimentas del centro de Europa (los hombres con camisa blanca, chaleco y pantalones cortos verde, sombrero al tono y medias altas; las mujeres con enteros largos –verdes, rojos o negros- y delantales blancos); otros con ropa de su país, como las españolas (únicas delegaciones en la que todos sus integrantes son mujeres) con vestidos flamencos, o los argentinos que lucen prendas de gaucho; todos están desfilando por un sueño... ese que, en 1930, los alemanes Paul Heintze y Jorge Kappuhn tuvieron al fundar esta localidad.
Su ilusión era levantar un pueblo agrícola, donde diferentes colectividades del centro de Europa, desplazadas por las crisis y las guerras, convivieran cooperativamente. A pesar de que las sequías y heladas frustraron el proyecto de la plantación de frutales, Villa General Belgrano (primero conocida como Colonia Paraje El Sauce y luego como Villa Calamuchita) se consolidó como un polo de turismo escolar en 1937, de la mano de las colonias de vacaciones de los colegios alemanes de Buenos Aires.
Otro hecho que marcó la identidad de este pueblo fue la llegada de los marineros del acorazado alemán Graf Spee, quienes fueron trasladados como presos, tras al hundimiento del barco, lo que contribuyó a que la villa se convirtiera en el Pueblo de las Culturas, como hoy lo llaman sus habitante.
Luego, a través de la promoción de diferentes celebraciones, como la Fiesta Nacional de la Cerveza, la Fiesta de la Masa Vienesa y el Carnaval Tiroles, se terminó de forjar el perfil turístico de la localidad
Por eso caminan ahora sonrientes, flameando banderas y festejando la unión de los pueblos. Encolumnados, ante la atenta mirada de los miles de turistas, llenan de vida y color al poblado, y preparan sus cuerpos para festejar, desaforadamente, durante diez días, brindando con mucha cerveza helada y espumante.
Cerveza en español, cerveja en portugués, bière en francés, bier en alemán, beer en ingles, birra en italiano. Diferentes maneras de nombrar una misma bebida, por la cuál varias culturas se reúnen en Villa General Belgrano, cada octubre, para festejar y emborracharse de alegría por la concreción de un ideal: la convivencia humana.
¡Salud!

* Esta crónica y reseña histórica fueron escritas para el Taller de Redacción del Profesor Nestor Barreiro en la Fundación Perfil. Espero les gusten; yo nunca fui a la Fiesta Nacional de la Cerveza, pero este año no me la pierdo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena la reseña sobre Oktoberfest, muy colorida.

Anónimo dijo...

Excelente descripción de la fiesta, y más teniendo en cuenta que nunca estuviste aquí. Saludos!!!Marcela Lima