martes, julio 27, 2004

Spa Psicológicos

Psicología
Estos retiros "mentales" combinan sesiones de masajes, caminatas, hidroterapia y tratamientos de psicoterapia. Claves de una nueva modalidad.

Fuente: Suplemento Mujer (Clarín.com)
 
Freud_Gross

Hedonismo + Lenguaje psicológico. Esa es una de las nuevas fórmulas de retiros (¿espirituales?) que combinan, por lo general durante un fin de semana, sesiones de masajes, caminatas, hidroterapia, circuito de jacuzzi y además, varios ingredientes de la psicoterapia tradicional.
A orillas del mar o en pleno campo, estos planes psico-spa juntan en sensible convivencia a no más de 20 personas (hombres y mujeres) dispuestos a fugarse de la rutina cotidiana. Pioneras de estos encuentros introspectivos son la licenciada en psicología y psicoanalista, Rosalía Alvarez, y la médica psiquiatra Ana María Muchnik, que empezaron a diseñar esta variante terapéutica después del colapso argentino de fines del 2001. "Esa profunda crisis impactó fuertemente sobre la psiquis de la población —apuntan—. Y ése fue el disparador para que generáramos una novedosa manera de abordar los conflictos. En forma de grupos que llamamos lúdico terapéuticos".
Para atraer a los participantes, Alvarez y Muchnik eligieron como consigna el lema "siempre quise cambiar algo y no pude". Una frustración casi universal. Pero, más allá de las generalizaciones, ¿qué clase de persona se trepa, finalmente, a una combi junto a un grupo de extraños para bucear durante algunos días en su inconsciente? "Hay quienes sólo buscan un fin de semana con spa y luego, se sorprenden ante la profundidad del trabajo psicológico —aclara Alvarez—. También vienen otros con necesidad de compartir debido a sus soledades. Algunos terapeutas nos recomiendan a pacientes que están aislados, que les cuesta hacerse amigos. Pero, la mayoría viene motivada por la propuesta. Están dispuestos a alejarse de lo cotidiano porque necesitan encontrarse a sí mismos".

Aguas mansas

Alejarse del ritmo diario permite "conectarse con los sentidos y el reloj biológico", apunta Alvarez. Y asegura que Freud, en sus comienzos, trabajó con hidroterapia, por ejemplo. "El agua a temperatura adecuada relaja y conecta con el medio uterino —agrega—. Es un recurso regresivo. Nosotras usamos técnicas proyectivas y gestálticas, recursos lúdicos y corporales como, por ejemplo, los baños de agua templada, los masajes, caminatas, bicicleteadas y noches de fogón. Estas herramientas resultan fértiles para lograr regresiones útiles para el trabajo terapéutico en los talleres. Comprobamos nosotras y se sorprenden los que participan de la intensidad y profundidad alcan zada en tres días de trabajo. No hay una sola forma de acceder al inconsciente", dice.
Según las especialistas, además de las clásicas actividades que se realizan en un spa, ellas utilizan elementos propios de la psicoterapia. "Nosotras entendemos que los cambios se logran trabajando primero desde lo más primario: el cuerpo, sus sensaciones y los afectos que despiertan. Y después, desde ahí, ir avanzando a lo más elaborado que se manifiesta con el pensamiento y por medio de la palabra", concluyen.

Por la ruta new age

Más zen que psicológico, el plan desarrollado por Nora Fusillo —contadora y especialista en el Desarrollo de Potencial Humano— transita por las sendas de la autoayuda. Y según aclara esta profesora de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, su programa apunta, sobre todo, a enseñar estrategias antiestrés.
El plan consiste en pasar un fin de semana en Sierra de la Ventana en una estancia-spa con pileta climatizada, sauna, masajes, cabalgatas y otras opciones. "Se hace un trabajo intenso de conexión con el cuerpo, a través de técnicas orientales y caminatas —describe—. También se trabaja mucho con visualización creativa. Es decir, por medio de una secuencia de respiración consciente se busca desplegar la imaginación hacia posibles escenarios futuros. Es una técnica de relajación por medio de la cual la persona puede verse realizando sus metas. Sirve, además, para reducir los niveles de presión, angustia, ansiedad, impaciencia", dice.
Participan de estos encuentros tanto hombres como mujeres, generalmente, de 30 a 50 años. También se arman para mejorar la creatividad de equipos de trabajo. "Vivimos sin tiempo para cuidarnos, fortalecernos y reflexionar acerca de lo que queremos de ahora en adelante —apunta—. Este programa es un retiro para encontrarse con uno mismo".
Según Fusillo, la clave del cambio es tan sencilla como aprender a respirar. "Es el recurso más simple para salir de una emoción negativa y mejorar sustancialmente la calidad de vida", opina. ¿Nuevas fórmulas para viejas cuestiones existenciales? Hedonismo, autoayuda y algo más.


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