Nunca entendí a las personas que escriben en los billetes, ya sean de dos, cinco, diez, veinte, cincuenta o cien pesos. Reside allí algo que desconozco. Una pasión por escribir en un papel con valor. Dejar sentado un mensaje en un objeto que pasará de mano en mano hasta que se gaste, se rompa o se devalúe. Me resulta extraño, recuerdo haber leído desde insultos en un violáceo Roca de $100, hasta alguna declaración de amor en un verdoso San Martín, de apenas $5. ¿Por qué escribir ahí?
Lo podría llegar a entender si es un regalo para un ser querido y es el último papel sobre la fucking tierra. Porque lo importante no es el papel, sino el mensaje. Es esta paradoja que no llego a aprehender, McLuhan me diría: "El medio es el mensaje". Pero, repito, ¿por qué? Uno, para demostrar el valor, escribe en un billete de x denominación y, claro, no es lo mismo que hacerlo en una hoja en blanco. Mas luego ese billete termina cayendo en las manos de uno cualquiera, lo que implica que de nada sirvió esa dedicatoria, porque cuando el agasajado se tuvo que desprende del mismo, lo hizo. El consumo puede más, imagino.
El otro día nos pasó lo mismo con un billete de dos mangos, un Bartolomé Mitre celestito. Lo más raro es que tenía un pedido al gauchito Gil y una consigna medio extraña, lindante con los límites de los legal: "Gauchito Gil dale suerte al que tenga este billete, hace tres copias". Lo que se dice: una incitación a la falsificación. Increíble.
Adio!
Lo podría llegar a entender si es un regalo para un ser querido y es el último papel sobre la fucking tierra. Porque lo importante no es el papel, sino el mensaje. Es esta paradoja que no llego a aprehender, McLuhan me diría: "El medio es el mensaje". Pero, repito, ¿por qué? Uno, para demostrar el valor, escribe en un billete de x denominación y, claro, no es lo mismo que hacerlo en una hoja en blanco. Mas luego ese billete termina cayendo en las manos de uno cualquiera, lo que implica que de nada sirvió esa dedicatoria, porque cuando el agasajado se tuvo que desprende del mismo, lo hizo. El consumo puede más, imagino.
El otro día nos pasó lo mismo con un billete de dos mangos, un Bartolomé Mitre celestito. Lo más raro es que tenía un pedido al gauchito Gil y una consigna medio extraña, lindante con los límites de los legal: "Gauchito Gil dale suerte al que tenga este billete, hace tres copias". Lo que se dice: una incitación a la falsificación. Increíble.
Adio!
2 comentarios:
al margen del humor que me dio gracia, yo varias veces me pregunte lo mismo, buen bblog, saludos
Lo de las tres copias significa obviamente que lo hagas en otros tres billetes :p
El tema para mí también funciona como una botella al mar. Conozco grupos, foros de internet, que proponían escribir mensajes del grupo en los billetes, para ver si a algun otro miembro los encontraba...
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