Todos vimos las imágenes del ataque en el subte de Barcelona. Enseguida, apenas se desata la acción violenta, uno puede dividir el cuadro en personajes. Son tres. El agresor, la víctima y el tercero, que parece congelado, ensimismado.
Mucho se dijo del tercero, más aún cuando en Argentina nos enteramos que era un joven compatriota que reside en España desde hace unos años. Lo criticaron por no reaccionar ante tamaña escena; los vanagloriaron porque, según la policía, fue clave pero esclarecer el asunto; pero nadie se puso en su lugar. Resulta fácil hablar ante el hecho consumado, lo jodido es vivirlo mientras se consuma.
Hernán Casciari dio la que, a mi entender, es la mejor mirada del conflicto. Se metió, gracias a la literatura y a su genio palabrero, en la psiquis del chico argentino. El relato lo subió a su blog, Orsai. "El sentido del olfato en los trenes", se titula. He aquí el primer párrafo:
Mucho se dijo del tercero, más aún cuando en Argentina nos enteramos que era un joven compatriota que reside en España desde hace unos años. Lo criticaron por no reaccionar ante tamaña escena; los vanagloriaron porque, según la policía, fue clave pero esclarecer el asunto; pero nadie se puso en su lugar. Resulta fácil hablar ante el hecho consumado, lo jodido es vivirlo mientras se consuma.
Hernán Casciari dio la que, a mi entender, es la mejor mirada del conflicto. Se metió, gracias a la literatura y a su genio palabrero, en la psiquis del chico argentino. El relato lo subió a su blog, Orsai. "El sentido del olfato en los trenes", se titula. He aquí el primer párrafo:
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