El recorrido por restaurantes temáticos nos llevó a degustar la exquisita comida de Polonia. ¿El lugar? La Casa Polaca, un restaurant escondido en un subsuelo del barrio de Palermo, en la intersección de Borges y Guatemala.
La ambientación del lugar es acorde al aire que se respira en el lugar. Paredes llenas de escudos, pinturas de ciudades polacas, una iluminación tenue y la música de un pianista que la descose. El menú (lo principal) se condice con el escenario y ofrece una amplia variedad de entradas, platos y postres para dejar satisfecho a cualquiera.
La atención es genial, más si te toca Antos´como mozo, un verdadero personaje que habla a la perfección tanto español como polaco (papá español, mamá polaca, "abuelo cabrón", según nos contó) y se convierte en uno más de la mesa, contando anécdotas, hablando de Polonia, traduciendo palabras, etc. Además hace unos tragos de "puta madre", como los califica el mismo.
Los precios se ajustan a lo que uno morfa y son accesibles. Nosotros eramos 6 personas como ven en la foto, comimos todos los platos, más vino, más algun vodkita y cada uno desembolsó $50, nada caro para la gran noche que pasamos en La Casa Polaca.
Al final, además viene un licorcito de la casa que es el broche de oro para una comida bien polska.
Druga butelki es otra botella. Con un vinito no alcanzo.
Adioski! (como diría el Nacho en polaco)
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