Comer ensucia. Un microscópico canapé, una ensaladita re-light (si, ¡re!), una hamburguesa triple que se-desarma-mientras-la-morfo-y -rearmo-con-los-dedos, e incluso algo tan pulcro y delicado como una pieza de sushi deja rastros en manos y boca (incluir flequillos para los que lo tienen). Por eso, aunque muchos (incluyome) a veces nos olvidemos de ponerlas en la mesa, las servilletas son imprescindibles a la hora de engullir alimentos.
Ahora, hay servilletas y... ¡SERVILLETAS! Con las primeras uno sólo cumple la función para la cuál han sido creadas: el aseo. Con las otras, más una lacónica imaginación, uno puede jugar y divertirse, luego de usarlas para la función que han sido creadas: limpiarse la trucha.
Brindo por las servilletas cool como estas:
Ahora, hay servilletas y... ¡SERVILLETAS! Con las primeras uno sólo cumple la función para la cuál han sido creadas: el aseo. Con las otras, más una lacónica imaginación, uno puede jugar y divertirse, luego de usarlas para la función que han sido creadas: limpiarse la trucha.
Brindo por las servilletas cool como estas:
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