Primicias Yan
Adio!
El jueves escribí una reseña gastronómica para el blog de mi amiga Verónica Wiñazki "Muy buen provecho". Fue polémico, hubo comentarios muy chistosos en defensa a la década del 90' como la mejor de la historia, y cumplió su objetivo: hacer quilombo entre los lectores. Acá les pego dos parrafitos, a modo de entrada, para que degusten mi reseña de la parrilla "El Corralón".Ir a comer a “El Corralón” es volver a otra época. En tiempos de comida gourmet, minimalismo hasta en el bife de chorizo con fritas y ensaladas de diseño, esta parrilla emplazada en la intersección de Anchorena y Córdoba, plantea un regreso al menemismo gastronómico.¿Puede haber algo bueno en una década que destruyó la economía, sumió al país en la pobreza, e hipotecó un país a la ficción del 1 a 1? Sí, hubo algo: la comida y el ritual de comer afuera milanesas a caballo, costillitas a la riojana, pastas caseras y asado en cantidades industriales, por poner algunos ejemplos. Nada de cordero al palo, ni gigot, con vinos caros.
Lo decía ayer (ver Leuco-Carrasco: la historia como tragedia, farsa y periodismo), lo ratificó hoy, tras haber visto este título que ilustra el post en Clarín. Cierto periodismo tiende a borrar el origen de los hechos, a dar por calcificados los sentidos, a abusar de la simplificación con real malicia en pos de instalar algo que no es así. "Aníbal F. se despegó del bloguero K que atacó a un periodista", dice el diario. La denuncia que prometió Leuco por presuntas amenazas (está probado que, más allá del tono del texto, se trataba de una broma), el origen del asunto, queda borrada por el "ataque" -inexistente- de Carrasco a "un periodista". Desde el sentido común el ataque se asocia a una acción y la acción a lo físico. Violencia, piñas, empujones, gritos, golpes. Eso muestra el titular. Nada más alejado de lo que pasó."Y Leuco le quiere hacer un juicio y Clarín se engancha en la movida y yo me muero por ver la cara del juez al que le toque analizar esta denuncia. Quiero ver cómo frunce el ceño, como abre los ojos y cómo se empieza a cagar de risa..."
Se puede violar la ley de muchas maneras. Una de ellas es hacerlo de manera estúpida, como en este caso. El Gobierno sacó un nuevo manual de cartelería de obra pública que redobló la apuesta del modelo 2009. Al nombre de la Presidenta, que ya figuraba, se le agregó su carita sonriente. Encima Aníbal F. volvió a meter la pata y contradecir una medida oficial. "Quien se encarga de la publicidad en este Gobierno soy yo, no tengo ese dato, lo desmiento porque no tengo ese dato". El dato estaba, bastaba con ingresar a la web de Obras Públicas para verlo. Es más: todavía sigue ahí firme junto a la Nación que crece. Acá, la nota que escribí al respecto: Los carteles con el rostro de Cristina violan la Ley de Ética Pública.
Guillermo Piro, del diario Perfil, escribió la mejor columna del fin de semana. "Léanlo, no los va a defraudar". Empieza así: "La revista Barcelona encarna la figura del auditor de calidad periodística: si en un medio escriben titulares parecidos a los suyos, es signo de que la realidad supera a la ficción, lo que en definitiva viene a confirmar que algo está andando mal. A veces incluso en este medio hemos rozado la lúcida estupidez de Barcelona, y debo confesar que me sentí avergonzado. Por eso no entiendo cómo puede existir un medio como Tiempo Argentino que, deliberadamente y en poco tiempo, le arrancó el trono a Barcelona". Ironía de la buena. La columna completa: acá.
Glaciares: San Juan, en guerra contra la "Ley Bonasso". El proyecto que impulsa el diputado fue repudiado por 4.000 personas que viven de la minería. Hubo afiches para Pino. No se descarta una marcha nacional.
Interesante entrevista que en Página le hace a Denis De Moraes, un investigador brasileño que aborda temas de comunicación, cultura y tecnología. Acá les dejo algunos fragmentos que me gustaron.–¿Por qué hace esa aclaración?
–Cuando defendemos el pluralismo, tiene que valer para ambos lados. El otro mundo y la otra comunicación que deseo vivir incluye otras miradas sobre la vida social, cultural, económica y política. El problema es que la dramática concentración de los medios y las industrias culturales constituye un obstáculo, una barrera para la emergencia de otras voces en la arena social. (...)
–En su libro Mutaciones de lo visible, usted mencionaba que hay que “ganar la batalla de los flujos informativos”. ¿Cree que estas posibilidades para la producción y circulación de contenidos alternativos se ven desde el discurso hegemónico en términos de amenaza?
–No creo que la palabra correcta sea amenaza, pero hay una preocupación creciente en los grandes medios. No me parece que sea una amenaza peligrosa, en el sentido de que pueda acontecer algo que cambie todo, porque la lógica mercantil de las industrias culturales tiene una fuerza de sustentación muy grande. El control de las actividades culturales y comunicacionales por parte de las grandes empresas no me parece que vaya a ser avasallado por la comunicación digital contrahegemónica, alternativa, comunitaria. Pero sí me parece que existe la posibilidad de un crecimiento de estas nuevas formas de expresión, interacción e intercambios, que van a convivir con la hegemonía de los medios. Eso me parece una gran novedad. En décadas pasadas, la comunicación alternativa –no digital sino impresa– era un tipo de comunicación sedimentada, dirigida a militantes, a personas con mayor conciencia, a grupos organizados. Se abren posibilidades para prácticamente todos los sectores de la vida social, incluyendo otras formas de organización, participación y construcción.
–Sin embargo, las industrias culturales siguen fijando la agenda de temas, instalando las principales preocupaciones de la sociedad.
–Claro que siguen marcando, por eso no me parece que la palabra correcta sea amenaza. (...)
–Usted mencionó el caso de otros países de América latina, ¿cómo ve lo que está sucediendo en la Argentina en relación con el sector comunicacional?
–Creo que la nueva Ley de Servicios Audiovisuales de Argentina debe ser un orgullo para todos los argentinos y para todos los latinoamericanos. Esta legislación –yo conozco todas las que están en vigencia en Latinoamérica– es la más avanzada del continente. Tiene una noción muy clara de los tres sectores que deben actuar en el campo de los sistemas de comunicación: el campo público, el campo privado comercial y el campo social. Este equilibrio entre los tres sectores es una cosa revolucionaria, porque siempre los sistemas de comunicación –no sólo de Argentina, sino de todos los países latinoamericanos– se caracterizaron por un desequilibrio brutal que ha favorecido históricamente el sector comercial de los medios. Es un avance con consecuencias de largo plazo. (...)
–Las presiones sobre la ley de medios argentina son similares a las presiones que hay en Venezuela, Bolivia y Ecuador. En todas partes, los grupos mediáticos están desarrollando violentas campañas en contra de las transformaciones, de los cambios en los marcos legales y en las leyes, es decir, de las normas que regulan la radiodifusión. Las licencias de radio y televisión son “las joyas de la corona” de los grupos mediáticos. Entonces esas campañas tienen como centro de su argumentación el hecho de que la libertad de expresión está siendo agredida, violentada, por las nuevas regulaciones. Es un argumento falso que oculta lo que siempre ha sido ocultado por los grupos de medios. Los grupos de medios latinoamericanos se consideran fuera de cualquier tipo de control, sobre todo, del control público democrático.
–¿Por qué cree que se instaló ese imaginario de la libertad de expresión, en América latina?
–Tiene que ver con la idea mistificadora de que los medios representan la voluntad general y, por lo tanto, son la esfera que tiene condiciones de producir una especie de síntesis de las aspiraciones sociales y colectivas. Entonces, si tienen calificación para ser la esfera de síntesis de lo social, no hay necesidad de ninguna sumisión a reglamentos, normas, leyes. Porque son una instancia que tiene relación directa con el pueblo, con los deseos de las sociedades. Claro que todo eso es una estrategia argumentativa para ocultar las formas de dominio y hegemonía en la formación de mentalidades y del imaginario social".
Link: "En Latinoamérica, otra comunicación es posible" (Página/12)
Adio!
En su impulso por cerrarle el camino a cualquier tipo de interpretación de la historia que no sea la propia, el Gobierno mea afuera del tarro. Sus voceros habituales, que cada día se parecen más a una barra brava de gritones de incoherencias, agregan cada día un nuevo disparate a la lista de "kirchnerismos", que en algunos años generará risas al unísono. Entre ellos, el más destacado, el alumno ejemplar, sin lugar a dudas, es el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Hoy, el verborrágico funcionario tuvo un nuevo destello: dijo que el fiscal del juicio a las Juntas Militares, Julio César Strassera, “maltrató a los detenidos” durante la dictadura y lo acusó de querer presentarse ahora como “el abuelito de Heidi”.