Hay un antes y un después del humor. Una frase, muletilla o palabra cambia su sentido luego de ser tamizada por la genialidad de un comediante. Eso, los periodistas lo sabemos, lo sentimos. ¿Lo sabemos? ¿Lo sentimos? Esas preguntas me inundaron anoche cuando veía la repetición de A dos voces, el programa político insignia del canal TN. Se hablaba de la inseguridad. De la imposibilidad de resolverla y de soluciones mágicas que, hay que saber, no existen. Y de repente: "Inseguridad: ¿Hasta cuándo?". Terrible zócalo. ¡No saben que Capusotto cambió el sentido de la frase! Desconocen que poniéndola lo único que logran es ser una parodia. ¿O no les importa? "¿Hasta cuando?" es solo la expresión más berreta de la bronca demagoga y no una pregunta genuina. En vez de "hasta cuándo", debe preguntarse el "cómo" y ahí debatir, no gorgear; consensuar, no gritar; no se puede apagar un incendio forestal como si fuese un asado. En ese panorama, la indignación de los dos periodistas parece un mal chiste. Mejor me quedo con Armando Pérez Manija:
Adio!
1 comentario:
Capusotto ocupa un lugar que estaba largamente desocupado (el de Tato).
Y "A dos voces" es tremendo...
"montonero bonelli... renuncie!"
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