Lanata critica a Horacio González. Dice que tanto el directo de la Biblioteca Nacional como los intelectuales de Carta Abierta escriben mal, complicado y no se les entiende nada. No obstante, esta prosa puede servir para llenar una página de Página, el ex diario de la Lanata. Es el caso de la columna de González hoy (Política Facial), en la que se critica la publicidad de Francisco De Narvaéz, por su manera ascética de hablar. Hay millones de cosas para criticarle a De Narváez; el oficialismo es literal: critica sus millones. Mientras, González se pone a divagar sobre la manera en que actúa el colorado frente a cámara para un spot y elucubra párrafos disparatados como éste:
No tengo nada contra los tatuajes. Son narraciones de nuestra piel, muchas veces profundas alegorías de nuestro tiempo que traemos a los pobres territorios de nuestro cuerpo. Pero el alisamiento facial absoluto, el hablar maquinal sin inflexiones, presupone que es peligroso decir algo sustantivo y con marca de identidad social reconocible. Con usted se palpa ese peligro, De Narváez. Lo único que sorprende es el asomo de un tatuaje en su cuello, marca enigmática y escénica de carácter conjetural. No es descifrable a simple vista televisiva. Pero se avizora como la punta insinuante de un pañuelo perfumado. Eso es lo amenazador, con buen perfume de tendero afortunado, sobrador. Allí se muestra el peligro que su lengua ascética de la ayudología se niega a revelar¿Acaso De Narváez captaría mas votos si tuviese un discurso crispado, confrontativo? ¿Es De Narváez un simulador, un tibio o un tipo que repite el modelo publicitario exitoso de Macri, o nada de eso anterior? ¿Importa? Creo que lo más relevante sobre dicho aviso ya fue dicho y denunciado: viola el código electoral. ¿Hace falta hacer una suerte de semiología de su mímica para criticarlo?
Con sólo analizar las condiciones de producción del aviso (y luego de las recepción) uno dilucida que el discurso está fundado en la oratoria PRO y destinado al amplio sector de centro-derecha volcado a la política por el espanto que le produce la inseguridad, marginalidad y el atestamiento de paco en las mentes quemadas de la juventud perdida (irrecuperable si se sigue discutiendo quien va primero o segundo, o si vuelve la Alianza residual, mientras en Chaco se mueren de hambre y todos los días uno se cruza a personas que viven la nuda vida, usando un término de Agamben, condenados a la nada misma).
En fin, González en esta esta oportunidad mandó fruta, a mi entender. O tal vez se volvió un freaking yonkie de la seire Lie to me, en la que se analizan los gestos desde un punto de vista criminalístico. La verdad no lo sé, no lo veo al hombre de Carta Abierta buscando en ese papel de fanático serial.
Adio!
1 comentario:
Creo que deberías releer el artículo de González.
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