domingo, abril 05, 2009

Sin miedo al escrache

En el contexto de crispación demencial que plantea el conflicto entre el Gobierno y el campo, estos casi tres minutos de discurso del extinto presidente Raúl Alfonsín enseñan que uno puede ir a un escenario hostil con la frente en alto y defender su palabra sin miedo, ni agravios. Eso se llama tener los huevos bien puestos, hablando mal y pronto. Cuánto se podría aprender de él hoy, ¿no?



Pocos medios lo dijeron, pero la SRA lo recontra puteo en su momento y hoy lo sacraliza. Sabemos que son distintos los dirigentes y es otra la historia, pero más allá de eso, hay algo que se llama autocrítica que tendría que haber florecido en el seno de La Rural. Nosotros sacamos una nota al respecto, la escribí yo, hablando de esta contradicción: De la silbatina al homenaje: la Rural lamentó la muerte de Alfonsín.

Párrafo aparte se lleva la columna de esta semana del amigo Esteban Peicovich, titulada "Milagro en Argentina: el muerto habló", que comienza así:

Milagro en la Argentina. Murió Alfonsín y en acto más que mágico la población comenzó a oír su voz. El muerto habló. Y se lo escuchó con tanta unción como al menos una vez. Aquel 1983 en el que sus manos empalmadas fueron el icono triunfal de otra resurrección. La de todos. Este segundo milagro prueba que el fervoroso líder acabó más político que nunca. Y que como el Cid, venció después de muerto. Cumplió así su último servicio republicano al mismo país tribal que le impidió gobernar.
Adio!

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