Cuando me enteré que volvía el helado Patalín me puse feliz. Era, tras años de ausencia, un regreso esperado por mi paladar, que tantos patalines supo degustar cuando era yo pequeño. Rememoré cómo iba a ser volver a probar esa crema helada rosa y suave con forma de pie derecho. Incluso, mi hermano, arriesgando un revival heladero, se ilusionó con la posiblidad de que resuciten al Frutidedo, otro anatómic gelato de nuestra niñez.
Mis recuerdos se fueron al tacho cuando, en efecto, me compré un Patalín. ¿Patalín dije? Tendría que llamarse Patalincito, porque dista de ser el pie, con todas las letras, que era en el pasado. Ahora, es sólo un piecito pálido, con los dedos malformados, poco gusto y menos onda. Y pensar que fuiste elegido el mejor helado de la historia.
¡Qué pasó Patalín, tú, helado glorioso que tanto foot-fetish has ocasionado en la generación del 80! De corazón, me pareció un fiasco, y eso que tengo años de patalines encima. ¿Habrá sido el paso de Laponia a Frigor? Qué se yo. No es tiempo de preguntas, sino de lamentos. Qué quieren que les diga, me ilusioné al pedo y bueh...
Adio!
Mis recuerdos se fueron al tacho cuando, en efecto, me compré un Patalín. ¿Patalín dije? Tendría que llamarse Patalincito, porque dista de ser el pie, con todas las letras, que era en el pasado. Ahora, es sólo un piecito pálido, con los dedos malformados, poco gusto y menos onda. Y pensar que fuiste elegido el mejor helado de la historia.
¡Qué pasó Patalín, tú, helado glorioso que tanto foot-fetish has ocasionado en la generación del 80! De corazón, me pareció un fiasco, y eso que tengo años de patalines encima. ¿Habrá sido el paso de Laponia a Frigor? Qué se yo. No es tiempo de preguntas, sino de lamentos. Qué quieren que les diga, me ilusioné al pedo y bueh...
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