jueves, octubre 01, 2009

¿El fin justifica (a) los medios?


¿El fin justifica los medios? ¿El fin justifica a los medios? Perdón si me extiendo pero quiero dejar en claro mi postura. El debate de la Ley de Medios ha desnudado como ninguno intereses económicos y políticos. Hay periodistas patoteados por políticos por preguntar y periodistas patoteros. Políticos con medios y medios completamente corporativos, unos convertidos en adalides de sus negocios; otros como órganos de difusión acrítica de las ideas de un gobierno. Por un lado se dice que TN puede desaparecer, con todo lo que desaparecer significa en nuestro país. Y por el otro, una mujer, que es la presidenta de la Nación, habla de fusilamientos mediáticos y de generales multimediáticos, con todo lo que eso significa en el país.

Kirchner, un hombre al que nunca le importó un carajo el periodismo y la libertad de expresión, impulsa una ley de medios. ¿Por qué lo hace? ¡¿Importa?!, me retruca un amigo. "Siempre le chuparon un huevo los derechos humanos y fue el que anuló los indultos", me adoctrina diciendo.

Hay colegas que dicen que estamos viviendo un gran momento para el periodismo. Yo me cuestiono si no somos testigos de lo peor del periodismo. Es una coyuntura a todo o nada, de aliados o traidores, de tibios y halcones, de ceros y unos. No hay grises. Es blanco o negro. En el medio, se debate.


En los debates se descubre que el primero proyecto de Ley era impresentable, que necesitaba más de 200 modificaciones. Se sigue debatiendo en el Senado y se descubre que los contratistas de Estado pueden tener medios, que el Estado adjudica directamente señalen en ciudades de menos de 500 mil personas y que la Autoridad de Aplicación podría mejorarse. Se impone, como en Diputados, un debate rápido, sin disidencias en el bloque oficial, casi con obediencia debida.

La Ley más importante en los últimos 25 años se discute en el Congreso en menos de un mes. Esto lo digo sin dejar de lado todo el debate previo de meses que decantó en un anteproyecto necesario, pero repleto de agujeros. Y así estamos. Entre la ley de la dictadura y una de la democracia, nadie puede elegir la primera. Pero a cualquiera que plantea diferencias con la segunda se lo acusa de golpista, pro-Junta Militar y cuantas aberraciones se pueda. Y del otro lado, al que apoya la Ley se lo llama "chavista", como si eso fuese malo, se lo acusa de querer censurar e imponer mordazas y, sin medias tintas, es kirchnerista, de un segundo a otro.

Así entre talibanes de un lado y del otro, la discusión sobre la Ley de Medios se parece más a una Guerra Santa. Y en la Jihad se mata o se muere. En el medio, Víctor Hugo Morales aparece como el único tipo coherente, capaz de al mismo tiempo fustigar al Gobierno por su pésima política agropecuaria y apoyarlo en su intento de reformar la comunicación. Otros dicen Ley de Medios K, Ley de Control de Medios y cuanto rótulo venga a la mente.

Uno informa y lo acusan de operador. Me paso hoy, por una nota sobre Graciana Peñafort Colombi, directora del COMFER. Cuando la vi junto a Mariotto me llamó la atención; conocía la ley como ninguna, no hacía falta que la mire pare responder. Esa curiosidad me llevo a decir: ¿Quién es esta señora? Busqué la respuesta. Encontré denuncias, acusaciones, informaciones. Las chequeé, cosa que otros no hacen, las volqué a mi nota, puse la verdad o lo más parecido, y me cansé de llamarla para entrevistarla. Nunca atendió. Quiero pensar que estaba ocupada, yo esperaba hablar con ella.

Nada parecido dijeron cuando, en otra nota, comparé la Ley de Medios de Cristina con la media sanción de Diputado. Me pasaron la media sanción, la leí de principio a fin (¿cuantos que hablan no lo habrán hecho?) y marqué los cambios. Ahí, me di cuenta que la ley no es la Ley de Cristina, sino del Congreso. Entonces, hubo elogios de oficialistas y puteadas opositoras. "Cuando querés haces periodismo", fue el achaque. Siempre hago periodismo.

¿Qué tenemos que hacer en épocas como esta? "Informar", fue la respuesta que me dio un gran periodista. "Hay que tomar partido, no se puede ser aséptico", me envalentonó otro. Estoy a favor de una nueva Ley de Medios, sinceramente ésta no me parece la ideal. El artículo 161 no me molesta, la seguridad jurídica de los monopolios me tienen sin cuidado.

Después me viene el miedo. Me digo: "Y si este tren no pasa dos veces?". Podría pasar eso. Puede hacerse borrón y cuenta nueva y olvidarlo. Ojala que no. Pero cómo apoyar una iniciativa con la que estoy a favor, cuando me da vergüenza ajena la manera en que se da. Y así terminamos en la eterna discusión de la forma y el contenido. Puede tenerse una buena Ley sin una forma de debate adecuada? ¿Esa forma de discusión puede trasladarse a la aplicación? ¿Con el contenido general alcanza? ¿Va a cambiar algo?

Me preocupa que después de cambiar la Ley de la dictadura, ante un debate viciado de irregularidades y apuros, se instaure la necesidad de cambiar La Ley de los Kirchner (y su Congreso). Por qué no agotar todas las instancias y acordar la necesidad de cambiar la ley antes de fin de año.

Y al final creo que en su intención todos tiene razón, pero detesto sus formas. O debaten como quiero yo o dejo el recinto y la ley sale medio bastarda. O lo sacamos cuando y cómo queremos, sin tocar ni una coma y dejando todo lo sospechoso, porque te chanto mi mayoría. Así estamos, discutiendo la Ley de leyes, como en un partido de fútbol.

Pregunta: ¿Si Néstor ganaba el 28 de Junio hubiese presentado este proyecto? Eso es hacer historia contrafáctica; agotemos instancias, marquemos artículos innegocibales y negociemos los defectuosos y que salga la Ley de una puta vez y para siempre. ¡Mierda!

Adio!

6 comentarios:

Faco dijo...

Muy buen post, Payet, aunque no esté de acuerdo con todo.

Darío Acosta dijo...

Nuestra amada Argentina se maneja siempre por pares antinómicos. Peronistas/Radicales, River/Boca, Campo/Gobierno, etc. Aun así "Estamos en la tierra de nadie, pero es mía" (Charly), Desgraciadamente muy pocos de los que hablan pueden dar cuenta de haber leído el proyecto y modificaciones.
Sabemos que además de una ley, es una pugna por poder, y es aquí donde hay que sincerar los discursos. Bueno es que gente joven como vos lo haga como otros lo hacemos en un aula. Buen post.

Bruno Bimbi dijo...

Estoy más de acuerdo en algunas cosas y menos en otras, pero el tuyo me parece un análisis serio y sincero, que no abunda en estos días. Por si hace falta aclararlo, yo estoy de acuerdo con la ley, aunque hay algunos artículos que cambiaría. Sería bueno que se pudiera debatir más y corregir algunas cosas, pero hoy, la prioridad, para mí, es que se apruebe, porque el lobby que hay del otro lado es tan fuerte que si no se aprueba ahora, quizás la próxima oportunidad sea dentro de otros 26 años.

Uberblogged dijo...

Felicitaciones!! Me gustó mucho tu punto de vista, Payito. Y tu estilo para escribir también.

Estoy de acuerdo en la mayoría de lo que dijiste :)

Demian dijo...

Es un gran post... Yo no coincido 100% con algunos puntos... Quizá, una oposición dedicada a defender los intereses de un grupo económico en nombre de la libertad de prensa también habría merecido un párrafo.

Las "formas" de los opositores son tan impresentables como las de los K.

El colo De Naváez hablando de libertad de prensa... es gracioso.

Giudici un desastre... Patricia Bullrich, que fue parte de un gobierno que votó la ley de flexibilización laboral con cuorum propio antes de que la oposición baje al recinto... y ahora se llena la boca de "democracia".

La ley es buena, no es perfecta pero es buena (yo la leí, es un bodrio sin igual)... si parte de la oposición no se hubiera levantado del recinto para hacerle el juego a la tapa de Clarín, quizá hubiera podido meter algún cambio, pero no... prefirió lo otro, el golpe de efecto...

Quizá la buena elección del socialismo en Santa Fe a pesar de cómo los fustigó la prensa tras apoyar la ley... sea el termómetro de cómo va la cosa...

Eduardo F Lerke. dijo...

Ya no pueden disimular
las mezquindades!!
Eduardo.