El último número de la revista Crisis tiene un comienzo demoledor, que atrapa a todo periodista que lo lea. Acá les dejó el primer párrafo del artículo titulado "El cementerio de los elefantes", que lleva la firma de Enrique Orozco.
Adio!De periodismo habla cualquiera. Menos nosotros. Los que trabajamos y vivimos en los medios, los asalariados del rubro, los que somos mayoría pero no gobernamos, los que de a ratos obturamos el deseo de cualquier patrón.El periodismo puede ser definido según sus manuales, según sus orígenes, según su importancia, según su política y según sus intereses. El periodismo es una cartografía de grupos empresarios y una legión de nombres propios. Un archipiélago de pymes unipersonales que aparecen y desaparecen; un mundillo de vedettes sin erotismo. Es un arma que puede ser letal y también una relación compleja entre capital y trabajo. Es el parloteo de una civilización que se extingue. El periodismo es una manada de pibes que creyeron que esa era la mejor forma de contribuir a que las cosas vayan mejor. Un submundo de precarizados que, cuando hablan, parecen nuevos ricos. Una burocracia de viejos y de jóvenes que ya se cansó de todo y se muere de escepticismo y quietud en las redacciones. Y es un montón de terquedades que abren hendijas hacia otro horizonte.El periodismo es un recorrido cada vez más corto y más uniforme. El periodismo es una mierda, sí, pero casi todo somos periodistas o tendemos a serlo. El periodismo es el reverso de la política y la política lo quiere a su lado. El periodismo es propaganda. El periodismo es un enfermo terminal que sigue organizando sentidos hasta el último día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario