Hay que ser muy cobarde para criticar a alguien desde el anonimato y más si ese alguien es Margarita Barrientos. Decirle que "se pintó la cara de amarillo seducida por la caja del PRO" es, además de jugar con imagos jodidas de años pesados de la historia argentina, ver solo una foto y no toda la película de la vida de Margarita Barrientos. Eso hizo el diario Tiempo Argentino, enardecido porque Margarita había dicho que el 80% de los Piletones que estaba tomando el Indoamericano tenía hogar. Entiendo a veces que el periodismo militante implica contrasrrestar siempre una información con otra contrainformación, pero esto que pego a continuación solo puede catalogarse, siendo buenos, como una gran hijaputez.
Fue líder y referente: Margarita Barrientos puso en pie el comedor Los Piletones y eso no es poca cosa. Sin embargo, a su durísimo trabajo se lo devoró la fama cuando logró sentarse a la mesa de Mirtha Legrand, se jactó de ganarle a Valeria Mazza la corona de Mujer del Año y se pintó la cara de amarillo seducida por la caja del PRO. A las declaraciones que hizo tras los sucesos en Soldati, Margarita agregó una desmemoria.
Entrada la noche de ayer, denunció que la llamaron desde el Ministerio de Desarrollo Social para que “hable bien del gobierno nacional”. Claro, Margarita no se acuerda con quién conversó. Pero aseguró que “creía” que era de Desarrollo Social.
La misma mujer que coqueteó con Blumberg y con la Mesa de Enlace, ayer despotricó contra sus vecinos. Obvio, con semejante alboroto los camiones con comida no llegaron a su puerta. Pero ni así ella claudicó en sus lealtades. Uno de los pétalos, o petardos, o misiles, deshojado por Macri la hizo decir “el 80% de los que ocupan tiene vivienda. Que los manden a sus casas y no les den nada”.
Lo dijo ella, Margarita, la que nació en Santiago del Estero. La misma a la que el hambre convirtió en líder y en referente.
Adio!
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