Mi noche empezó en Congreso, pasó por Barrio Norte, el obelisco y terminó en Palermo. En el rosedal de Palermo fue donde volví a creer en que un vicepresidente puede ser otra cosa además de un títeres. Ahí, en Palermo, la votación se vivió con nerviosismo; y el histórico discurso de Julio Cobos, ni hablar. Después de 20 horas de laburo llegué a casa y escribí esto para Perfil.com: A partir de hoy, el campo festejará "San Cobos".
Adio!
Adio!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario