sábado, julio 26, 2008

Evita y la discordia


Hace 56 años se murió la mujer que todos consideran la abanderada de los humildes. Hizo muchas cosas buenas por el país, los pobres y el peronismo, pero también fue una despiadada persona que concebía la vida en términos de obsecuencia. Para ella eran amigos o "contreras". Y esa filosofía trascendió a su cadáver.

Hace 56 años, a mi abuelo, Emilio Blanco, por no ponerse un listón negro en señal de luto por la muerte de Eva Duarte de Perón, lo expulsaron de Buenos Aires, su ciudad natal. "¿Santiago del Estero o Tierra del Fuego?", le dijeron. El fin del mundo fue su elección. Él pensaba diferente al peronismo, era radical, y en los esquemas maniqueos de Evita, un "contreras", por el simple hecho de disentir.

Cuanto de eso de amigo o contreras quedó impregnado en la atmósfera peronista para que hoy, a 56 años de esa muerte, una presidenta que imposta la voz como la abanderada de los humildes (aunque nunca se disfrazaría de uno, tampoco lo hacía Evita) piense igual, desde el odio, el resentimiento y la discordía, a la Argentina del 2008. Una lástima...

Adio!

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