Fútbol
Según el dicho popular: "uno no se da cuenta de lo importante que son las cosas hasta que las pierde". Esta, aunque sea una frase usada millones de veces en situaciones discímiles, es la realidad que marca la renuncia de Marcelo Bielsa a la dirección técnica de la selección mayor de fútbol de Argentina.
Durante una hora y diez minutos, un hombre -porque Bielsa sólo es eso-, se encargó de dejar en claro que se fue porque ya no era lo mismo, no tenía la misma "energía". La belleza de las palabrs que utilizó para describir sus sentimiento -creo- no tiene comparación, no pudo haber sido más preciso y renunció con dignidad a lo que el más quizo alguna vez, dirigir la selección.
Se encargó de aclarar que el no tiene enemigos, que nunca sintió que la victoria (Medalla de Oro en Atenas 2004), fuese una revancha contra los que lo denostaron a diestar y siniestra, clamando, hasta el hartazgo, por su cabeza desde diversos ámbitos relacionados con el fútbol.
Podría nombra a uno que particularmente odio, no por mi posición de defensor del estilo de juego de Marcelo Bielsa, sino por la desmesura irracional de sus críticas, porque no parecía hincha de la selección, porque no sentía la bandera celeste y blanca, esa persona como saben es Fernando Niembro.
Niembro junto con su ejercito de jóvenes periodistas deportivos, repetidores incansables de un periodismo detestable, que no busca informar sino armar revuelos, hacer lobby, manejar poder. La renuncia de nuestro DT le demuestra a este batallon anti-fútbol que un hombre, sólo uno, en este caso Marcelo Bielsa, es más digno y honorable que todos ellos y a pesar de ser presionado, injuriado, maltratado, nunca le importo el que dirán siempre siguió sus sentimientos, hasta que estos le indicaron que no era tiempo de continuar.
El Mundial 2002 fue mala suerte. Sólo eso. ¿Cómo cambiar el irreversible destino que sufrió nuestro seleccionado? Quedamos afuera por un penal inexistente contra Inglaterra y un empate no merecido contra Suecia, no es eso mala suerte. La suerte la tuvieron otros, no era ese nuestro tiempo. El equipo argentino fue siempre al frente, su tecnico nunca arrugó, aún en las situaciones dificiles, y nos fue bien y mal, pero de todo se debe rescatar el trabajo de un cuerpo de hombres y jugadores que hicieron que nuestro país sea nuevamente respetado en el fútbol mundial. La Copa América, no fue fracaso, seguía la mala suerte, los penales son una lotería y nadie puede negar que fuimos el mejor equipo del torneo. Al igual que en Atenas y el oro despúes de 52 años.
Pero Marcelo Bielsa siempre se comportó de la misma manera ante la derrota y la victoria; eso lo hace un grande. Se va el entranador que sacó campeón a nuestro equipo despúes de muchos años, el hombre que aguanto como un viejo roble las motosierras de la crítica, aquel que diologó por más de 3 horas con el periodismo (los que lo querían y odiaban), ese hombre que un día dijo no va más y se fue por la puerta grande, la de adelante.
Un vez vi una bandera que decía "Bielsa el tiempo te dará la razón" y pense que era una pequeña señal de esperanza en medio de la tempestad, quizá un superdotado que vió el futuro y hoy se regocija de haber predicho con certeza lo que ayer pasó. Hoy y ayer más que nunca, esa bandera tenía razón: Bielsa el tiempo te dió la razón!
pd: les dejo unas palabras que leí en Página/12 de esta mañana. Me parecen muy interesante e invitan a la relfexión.
Fuente: Página/12Web
JUAN JOSE PANNO.
Sería bueno no olvidar
Es un buen momento para ser agradecidos. No queda claro por qué el técnico de la Selección Argentina de Fútbol dejó su puesto. Pero mientras se hace la luz sobre este tema habrá que ir armando la lista de los méritos que acumuló durante su gestión, y que sería bueno no olvidar.
Es un buen momento para ser agradecido porque Marcelo Bielsa no se casó con nadie.
No transó con el poder de turno y con los periodistas lameculos del establishment.
Fue respetuoso de la esencia del fútbol argentino y del sentimiento del hincha.
Flexibilizó algunos rasgos de su personalidad, desde la sensación de postergación que dejó acerca de Riquelme y Saviola.
Plantó a sus equipos para que fueran protagonistas ante cualquiera y en cualquier circunstancia, independientemente de las tácticas elegidas con las que muchas veces desde estas páginas no estuvimos de acuerdo.
Impulsó un sano espíritu olímpico, tal vez como nunca lo hubiera hecho nadie.
Apostó siempre al juego.
Fue tan sobrio en el triunfo como digno en la derrota.
No descargó culpas en nadie a la hora de las malas.
Habló de los jugadores siempre en las buenas.
Defendió sus principios sin declamaciones extentorias.
Evitó cualquier acto de demagogia, tan usual en nuestro fútbol.
Se cerró demasiado para protegerse de ataques despiadados y ese fue, tal vez, el peor de sus pecados.
Supo que podía solo contra todos.
Posiblemente, no haya elegido el mejor momento para irse, pero en todo caso, sí es un buen momento para que se agradezca que, con Marcelo Bielsa, el fútbol argentino ganó más de lo que perdió. En todo sentido.
Adio!
1 comentario:
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FIRMEMOS PARA QUE VUELVA EL LOCO!!
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