sábado, abril 02, 2005

La calles y los soretes

Periodístico

Higiene Urbana
TENENCIA IRRESPONSABLE

A pesar de las acciones del gobierno, los dueños de perros no levantan el excremento que dejan sus animales. La falta de compromiso de los mayores pone en peligro a salud de los chicos que juegan todos los días en las plazas de Buenos Aires.

por Pablo Javier Blanco

Caminar por la ciudad de Buenos Aires es una tarea complicada, no sólo por el intenso movimiento de personas, sino también por la cantidad caca de perro que yace en las veredas.
Además de lo incómodo que resulta transitar esquivando “regalitos” caninos, esta situación acarrea un problema mucho mayor, ya que la caca es portadora de enfermedades que pueden transmitirse a los seres humanos, especialmente los niños.
Un informe realizado por la Unidad Ecológica de Reservorios y Vectores de Parásitos de la Facultad de Ciencia Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires reveló que “el 100 por ciento de las plaza estudiadas en la ciudad están contaminadas”, principalmente con toxacara canis, un parásito que se encuentra en las heces de perro y puede afectar los pulmones, el corazón, el hígado, el cerebro y la retira, donde provoca trastornos en la visión que pueden derivar en la ceguera.
En ese orden, el jefe de Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra, firmó en noviembre de 2001 el decreto Nº 1972 que reglamenta que “los propietarios, tenedores o paseadores de perros que transiten o permanezcan en el espacio público están obligados a recoger las deyecciones de los animales”. Sin embargo, basta con transitar una plaza de la ciudad para ver que la norma se viola constantemente.
La normativa, que además instaura la creación de un registro de paseadores de perros, establece multas para esta infracción que van desde los 25 hasta los 200 pesos, pero según explicó un vocero de la dirección de Higiene Urbana “los inspectores no se dedican sólo a labran actas de infracción, están abocados a otras tareas”, por lo que el personal resulta insuficiente.
Para Oscar Enrique Lencina, interventor del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, la responsabilidad de la caca en las calles es compartida, “por un lado esta el gobierno que debe dar mayor prologanción a las campañas para cambiar los hábitos ciudadanos, y por el otro la de cada dueño que tiene que levantar lo que el perro deja”.
Las estimaciones del Instituto Pasteur indican que en la Ciudad de Buenos Aires hay alrededor de 480.000 perros, de los cuales un 30 por ciento posibles transmisores de enfermedades por no estar desparasitados. Por día estos animales dejan 70 toneladas de excremento en las veredas y plazas de la ciudad, lo que equivale a 17 camiones de recolección completos únicamente con deyecciones.
La solución del problema depende de la tenencia responsable de las mascotas. Amar un perro es también levantar su caca.

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