En el festejo por los 29 años de democracia, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a recurrir a un discurso de barricada para "defenderse" del que considera un ataque de corporaciones mediáticas a las que anexó a una nueva "corpo", la judicial, encarnada en la Corte Suprema de Justicia.
En su arranque verborrágico, rebautizó al poder judicial y al poder mediático. Así como Néstor Kirchner hablaba de tanques y grupos de tareas, para referirse a los medios y a los ruralistas que los criticaban durante la 125, ahora CFK, en su guerra por la Ley de Medios, apeló a una metáfora más tumbera: lo llamó fierros. Esa imagen la tomó prestada de su marido el ex presidente.
Dijo Cristina: "Cuando a algunos les fallan los fierros mediáticos intentan construir fierros judiciales para poder tumbar a cualquier gobierno". Una Plaza de Mayo repleta de personas, militantes y no militantes que fueron a festejar los 29 años de democracia con un millonario concierto lleno de estrellas, la aplaudió.
La mandataria explicó que tomó el concepto de fierro de una charla que Néstor Kirchner había tenido con el grupo de intelectuales de "Carta Abierta". Sus palabras para citarlo fueron las siguientes: "Luego, el otro día cuando veía la película de él, cuando hablaba, creo que entre un grupo de intelectuales de Carta Abierta, y hablaba de que primero tenían los fierros, los fierros de los tanques, de las Fuerzas Armadas y cuando esto se acabó, tenían los fierros mediáticos, creo que utilizaron esa palabra, se refería precisamente al hecho que había y lo escuchábamos recién al presidente Alfonsín, víctima también de esos fierros mediáticos, víctima también de esos intentos de golpe militar donde el peronismo estuvo al lado de él como debía estarlo, porque sabíamos que éramos las principales víctimas".
La apelación a los fierros tiene un reminiscencia histórica, vinculada a los '70. Como explica José Pablo Feinmann en este artículo de Página/12, "la opción 'los fierros o la política' se discute a partir de la asunción de Cámpora. Montoneros se da una política de superficie y, muy atinadamente, suspende las operaciones armadas. No así el ERP". Entonces, Cristina es "la política" y los que ella nombra como "fierros" son el mal.
En otra interpretación, la metáfora del fierro remite al lenguaje carcelario. El fierro es un arma, una pistola. Cargada para matar. Así como Luis D'Elía dijo una vez que el Grupo Clarín era un revolver en la cabeza de la democracia, Cristina ahora reformuló ese concepto y sostuvo que la Justicia es una pistola apuntando a la cabeza de la democracia. No tuvo que decir, poniéndose en la piel de Luis XIV, "la democracia soy yo". En el kirchnerismo, eso ya se sobreentiende. Sin Cristina no hay democracia, repiten. «L'État, c'est moi», podría lanzar la Presidenta/Estado y solo recibiría aplausos.
De ambas maneras, vuelve a blandirse una lenguaje bélico en una fiesta democrática. Los demás poderes del Estado, el legislativo y sobre todo el judicial ahora son parte de los "fierros", no de la República, basada en la división, el control y el equilibrio de los poderes.
En el medio, se habla de militantes como soldados, de críticas como intentos de desestabilización, y se agita el fantasma de un Golpe, que los argentinos enterramos tras la asunción en el poder de Raúl Alfonsín, hace 29 años. El poder del pueblo (la demos–cracia), que gobierna a través de sus representantes, se convierte en una "fierrocracia", donde gana el que tiene más poder de fuego y, sinceramente, perdemos todos.
Adio!