martes, mayo 15, 2012

Nada de nada


La última tapa de la revista Veintitrés demuestra hasta qué punto el periodismo oficialista a veces subestima a sus lectores. Por eso es tan malo, vende poco y no genera repercusión (aunque junte pauta con pala). Digo esto porque detrás de la explosiva tapa "En la mira del FBI", sobre la investigación a dos periodistas del grupo Clarín, no hay nada. Nada de nada. Es decir: nada nuevo, a lo que el domingo, Miradas al Sur –el ínfimo y panfletario diario dominical K– había sacado al respecto. Es más: la nota la escribe el mismo periodista, que termina citándose asimismo. Y lo hace desde el primer párrafo. Así comienza su nota. "Una investigación publicada el pasado domingo en el diario Miradas al Sur...". Aburrido es poco. Si el objetivo de las primeras líneas de una nota son atrapar al lector, este comienzo es digno de un "no publicable" de Taller de redacción I en cualquier tecnicatura de mierda. 

Pero una nota no es solo texto,lo complementan las imágenes y la diagramación. Y ahí también esta investigación de tapa la embarra. En la primera doble página, dos fotos de archivo se apoderan de todo. ¡Dos fotos 4x4 de archivo! Una de Lobo pequeña y otra, a pagina entera, de Santoro, que son las mismas del montaje de tapa. Dos guardias a ambos periodistas –gente con horarios previsibles–, una en TN y otra en Clarín, hubieran aportado visualmente algo mucho más rico para los lectores y hasta puesto en un brete a los protagonistas de la crónica. Nada de eso ocurrió...

Encima, para colmo de males, el cierre los miércoles privó a Veintitrés de tener fotos de la fiesta rusa que los periodistas de Clarín hicieron para burlarse de la investigación del Grupo Szpolski. Sin gastar un peso en taxis, podrían haber agarrado imágenes que compañeros de Santoro subieron a Twitter y Facebook, con el jefe de investigaciones usando un chapka (el tradicional gorro de los cosacos) y con una foto del superagente 86 Maxwell Smart en el restaurante ruso Ermak, de Almagro. Esa foto agregaba ironía, actualidad y hasta color a la nota. Inclusive podían ponerse los cómicos comentarios de sus colegas de redacción en la red social, burlándose de la denuncia contra el "camarada Satín". Pero se dio post-cierre. ¿La habrá usar Miradas al Sur, fuente original de la nota, entonces?


 Una foto de la cena rusa de los periodistas de Clarín. (vía @leomindez).

Tampoco. Nada de nada, otra vez; solo un dato viejo presentado como nuevo, que la esposa de Santoro es rusa, y él la presenta como hija de un coronel de la KGB, pero ojo "no figura en Wikipedia", se encargan de aclarar. "La hija del coronel ruso no figura como su cónyuge en Wikipedia, sino que aún aparece el nombre de su ex esposa", dicen. En fin, un embole. A veces pienso que la oficialitis no va a terminar matando a los medios que la padecen, sino la falta de ideas de quienes los hacen, en este caso: Veintitrés.

Adio!

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