Los boludos del "Comando Motosierra", cuadrillas de empleados públicos con chalecos fosforescentes cuya tarea es cortar ramas de árboles, casi me matan un perro. Pasó recién, por eso escribo en caliente. Estaba en la computada, laburando en algunas notas cuando de repente escuché un estruendo. Mis perros ladraban en el balcón. El ruido fue tan fuerte que me levanté de un salto de la silla y corrí a ver qué pasaba. Cuando llegué, Edipo y la Loca, nuestros dos yorkies, seguían ladrando en el balcón. Abajo se escuchaban risas. "Vamos, no rompimos nada", decían los inútiles que tenían que cortar un tronco y terminaron tirándolo –por impericia– en el balcón de mi casa.
Tan rápido como pude, sali al balcón y los increpé. "Flaco, casi me matas a un perro, tengan cuidado, además me rompieron una maceta", le tiré. Desde abajo, los compañeros se reían. "Tirale el tronco en la cabeza", decían, burlándose de lo que había pasado. Le alcancé el tronco y siguieron su raid de motosierras, sin hacerse cargo de nada. Ni de lo que rompieron, ni de que casi me matan un perro.
Les tuitié tanto a Macri como a Santilli sobre el episodio. No hubo respuesta. Deben estar con mucho laburo, "gestionando". ¿Si me mataban un perro, la culpa la iba a tener la Nación? En fin...
Vecinos, tengan cuidado, cuando escuchen el sonido penetrante de las sierras, fíjense en sus balcones, porque no hay nada peor que mono con navaja... o sí: empleados macristas con motosierra.
Adio!