martes, noviembre 02, 2010

Kirchner era humano

Foto: Pablo Cuarterolo

Hace días que busco la manera de escribir sobre Néstor Kirchner. Desde el minuto fatídico en que me enteré de su muerte, cuando iba en el subte viajando a lo que parecía ser un feriado más que aburrido, imagino qué plasmar en la pantalla. Es un ejercicio difícil, pero creo que cada argentino debería hacerlo. ¿Qué fue Néstor Kirchner para vos? Esa es la pregunta a responder. Acá va mi intento:

Néstor Kirchner era patagónico, santacruceño. Había crecido en el frío y entre vientos, como yo. Le decían Lupín, por un personaje de historieta que se le parecía bastante. Ese apodo mutó a Lupo de grande. Era alto, tosco, seseaba al hablar, tenía una nariz que podría catalogarse como fea pero que daba mucha personalidad y era estrábico. Cursó un año de estudio en la misión salesiana de Río Grande, el colegio al que fueron mi papá y tíos. Admiraba a su viejo y era un calco de su mamá, una chilena descendiente de croatas, de quien heredó el temperamento. Después de la secundaria, como pocos en la Patagonia, tuvo la oportunidad de estudiar afuera. Se fue a La Plata. Muy buen estudiante no era. Tenía una obsesión por la guita. Le gustaba fumar Jockey y recibía una beca con la que, religiosamente, compraba dólares todos los meses. Ah, estudiaba Derecho.

Militó en el peronismo. Conoció a Cristina Fernández, hija de un colectivero radical, que también militaba. Ella era linda. Él era no lindo. Le habló de sus sueños, sus ideas, y de cambiar al mundo. En la dictadura, volvió al sur. "Para hacer política, había que hacer guita primero", decía. Esos años, no habló de desaparecidos ni derechos humanos. Estuvo más cerca de los militares que de las Madres. Memoria cero. Juntó plata, juntó plata y juntó más plata. Se hizo rico. Volvió a militar. Nació su hijo Máximo. Y el poder llegó solo. Después también vino Florencia.

Fue intendente. Fue gobernador (10 menemistas años) y elogió mucho a Cavallo. Siguió escalando y fue presidente, eso sí, sin haber ganado. Menem se cagó en el ballotage y huyó a La Rioja. Raro: Kirchner quedará en la memoria como uno de los mejores presidente de la Argentina, sin haber ganado jamás una elección presidencial.

Volvió a Río Gallegos y en una frase lo dijo todo: "Se acabaron cien años de soledad". Decían que duraba menos de un año. Decían que era el Cámpora de Duhalde. Decían que iba a fracasar. Le importó poco. Asumió con una sonrisa en la cara, no disimuló su alegría. Estaba chocho. Su sueño era realidad. Se reía. Boludeaba con el bastón de mando. La banda le quedaba chica. Parecía un desastre. Encima se había golpeado la cabeza con una cámara. Asumió con una curita en la frente. Y empezó a gobernar.

Mierda que le metía ganas. Se cargó a la Corte menemista, hizo bajar los cuadros de los represores, anuló los indultos, reabrió los juicios y clamó por la memoria. Él mismo la quería recuperar. Uno dicen que por un sentimiento genuino, otros por interés político. Y después se llevó puesto a Duhalde, le vació el partido y se lo apropió. Se volvió más duhaldista que Duhalde en el manejo del aparato. Creo que en una época casi todos éramos kirchnerista, resultaba imposible no sentirse identificado con sus luchas. Más tarde se peleó con el FMI, le gustaba pelearse, entendían que la vida política, sin pelea, no era vida. Kirchner así veía al mundo. Se agarró con la oposición, lo la Pando, con el periodismo, con Clarín, con la Corte kirchnerista, con la historia.

Al final se peleó con la salud. Tuvo dos preinfartos, dos intervenciones coronarias y el día de su muerte dos paros más.

Lo que uno piensa, hay que decirlo sin miedo. Eso me enseñó Kirchner. Por eso tengo que decir también Kirchner fue el tipo que más hizo por los Derechos Humanos y el que más abusó de ellos. Que fue un tipo que no dejó las convicciones en la puerta de la Casa Rosada, pero quizas por momentos las convicciones lo dejaron a él. Que alentó traiciones y fue traicionado. Que impulsó la redistribución del ingreso y se enriqueció como nadie. Que combatió la pobreza pero se aprovechó de ella. Que impuso el slogan de calidad institucional y destruyó instituciones como el INDEC y el Consejo de la Magistratura, por poner dos ejemplos burdos. Que habló de una nueva Argentina y se recostó en los viejos dirigentes de siempre. Que pregonó por un sindicalismo nuevo y transó con Moyano, los Gordos y hasta Barrionuevo. Que ungió a su mujer como Presidenta pero no la dejó presidir el país.

Néstor Kirchner fue ecléctico, irascible, contradictorio, pragmático, imprevisible y por momentos irracional. Las demás veces fue todo lo contrario. Muchos dicen que era un animal político. Yo creo que Kirchner fue humano, como todos, aunque a veces parecía que esa palabra le quedaba chica.

Se fue un gran Presidente, con todo lo bueno y malo que tenía. Desde acá, hasta siempre Néstor...

Adio!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre excelente y claro tu comentario, así fue...Imagino que por una cuestión de sentido de pertenencia regional, sabrás muchas cosas que te permitirían profundizar más en el tema...
Cariños SU

Anónimo dijo...

Muy bueno, loco! Abrazo...

Gabo dijo...

Que buen artículo amigo, brillante.
Me quedo con una frase: "Kirchner fue el tipo que más hizo por los Derechos Humanos y el que más abusó de ellos".
Néstor fue todo lo bueno y todo lo malo a la vez, que en paz descanse.

http://elsubteciudadano.wordpress.com

Kirchneristas de Mendoza dijo...

Me sumo a mis predecesores: hermoso ensayo. Kirchner eran TAN humano, que terminó entregando su vida para la consolidación del modelo. Un hombre redimiendo a otros hombres. Saludos desde Mendoza.