Las similitudes son cada vez notorias y llamativas. Ojo, siempre salvando las distancias en materia económica. Sólo hablando en el plano estricto de lo político-partidario. Cristina Kirchner tiene una bajísima imagen positiva, lo mismo que De la Rúa antes del final. También tiene un compañero de fórmula de otro origen político con el que no se lleva para nada bien, como es Julio Cobos;
Chupete lo tenía al
Chacho, que abandonó el barco antes de tiempo. Y todo indica que, en las próximas elecciones, 2009, y en las siguientes a esas, 2011, el kirchnerismo será castigado en los votos sino corrige algunas cosas (inflación, campo, seguridad, transparencia, institucionalidad) y, principalmente, algunos estilos marcados por la soberbia y la prepotencia. Es por eso que la pregunta no es un disparate: ¿Es Cristina la De la Rúa del kirchnerismo?
Si bien el kirchnerismo, como tal, nunca se presentó como peronismo pero siempre se lo comprendió como una parte de ese hiper-heterogeneo movimiento, todo el capital político que Néstor supo ganar con años de esfuerzo, decisiones jodidas contra sectores muy reaccionarios (militares y stablishment, por poner ejemplos) y apuestas grandes en lo que hace a lo económico, está hoy siendo dilapidado por el invento conyugal que él mismo ingenio. Cristina no es Kirchner y eso se nota, le falta pragmatismo, picardía, malicia -de la buena si se quiere- para moverse en el Ejecutivo. Y eso, los peronistas lo saben, lo huelen.
Hoy, ya los que eran aliados incondicionales se despegan, plantean críticas, no quieren estar en la postal si este Gobierno se desbarranca... En pocas palabras: lo peronistas no quieren hacer lo que los radicales. ¿Qué hicieron los
radichetas? Se amalgamaron a De la Rúa hasta el último momento, aún cuando sabían que estaba mal y tenía una dimensión paralela en el bocho, y sufrieron las consecuencias: la diáspora partidaria y la humillación en las urnas. El partido de hizo pelota y hoy todavía no revive, aunque si mantiene un pulso estable, que lo saca de la terapia intensiva, pero aún no le otorga el alta para soñar con presidir el país. Creen los kirchneristas que eso les puede pasar a ellos.
Las similitudes, como dije antes, son cada vez más notorias y llamativas. Y para cerrar sólo escribo lo que lo dijo la presidenta citando a Marx: "La historia se repite primero como tragedia y después, como comedia". ¿Será este el caso?
Adio!