Crónica de una tormenta (no) anunciada
Lo que parecía ser una simple garúa se transformó en la peor tormenta de granizo que mi memoria recuerda en los casi 6 años que llevo viviendo en Capital Federal. La llovizna empezó a subir el volumen y tras el compas de algunos relámpagos el paisaje se tornó complicado: verdaderos cascotes de hielo empezaron a caer a mansalva sobre el estropeados asfaltos y los pobre peatones a quienes la tormenta tomó desprevenidos.
Como nunca se inundaron las calles que, basura mediante, desbordaron su cause de agua sucia hacia las veredas obligando a que el caminante urbano se refugie bajo techo y a sobrenivel para manenter sus medias y sus ideas secas y a salvo de los bon-bones gélidos que el cielo escupía.
Este es un video de unos pocos segundos de como se desarrollaba la tormenta. Esta tomado desde la ventada de mi habitación sepan disculpar la despolijidad pero escuchen el repiqueteo del hielo con los edificios de concreto.
Durante el cascoteo de hielo...
Despúes de la tormenta
Como dije antes, siempre que granizó... paró, y deshielo mediante, la calle Ecuador, entre Santa Fe y Arenales -donde vivo- se transformó en un río de agua sucia, con sutiles reflejos de aceite de auto y flotantes bolsas de basura que naufragaban a la deriva.
La voz de fondo es de mi mamá preocupada porque los coches pasaban "haciendo olas" y empeorando la situación. Dos 64 produjeron una especie de mini-tsunami que empapó los desprevenidos pies de las personas que se refugiaban en el edicifio de Arnet. En en medio de todo, un señor cartonero lucha contra el viento y la marea para transportar su carrito en medio de la tormenta.
El granizo que veía desde mi ventana era ya historia, mi calle se transformó en un canal similar al de la bella ciudad de Venecia, o siendo más realista, a un camino más de la zona de belgrano en tiempos de inundación.
Venecia en tu calle!
Finalmente, todo volvió a la normalidad despúes de una hora, cuando un encargado de edificio vecino desbloqueo una boca-calle, dejando que el río de granizo diluido se vaya por la cañería.
Adio!
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