Editorial
Ayer preferí no tratar de escribirte, me ocupe solamente de mirar como el cielo te lloró desde temprano, extrañándo la ronca ironía de tu voz que hace ya un añó se apagó del vivo de la radio.
De este año que paso, los primeros meses fueron una mierda, para que hablar de los primeros días de duelo, esos son por lejos indescriptibles, no voy a intentar detallarlos, me los guardo sólo para mi.
Se te extraña Adolfo... y mucho. La radio extraña tus historias, la tele extraña tus apariciones, y los lectores que supimos encariñarnos tanto con TXT extrañamos horrores tus palabras. Sólo nos quedan nuestros recuerdos, páginas, fotos, audios que nos hacen sentirnos como en el vivo, ahí cuando tu espontaneidad nos llenaba de reflexiones y nos dejaba atónitos ante la humorada inteligente, irónica y crítica como ya no se siente.
Muerto esta quien ha sido olvidado, para mi siempre vas a estar vivo, como el gran tiburón blanco, como el blanco de las críticas, como ese dandy crepuscular, porque nunca voy a olvidarte, ni pienso, ni quiero...
Adio!
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